Hola
Muy interesante lo de ayer…como siempre sucede cuando uno se sorprende al ver lo visible que se ocultaba dentro de lo invisible.
me quedé pensando el los mapas, en lo que dijo Graciela acerca de como uno puede imaginar el espacio, de como los arquitectos (no siempre) ven el espacio dentro de otro espacio…
y yo pienso que…
Un mapa es una carta de dos dimensiones, ancho y largo + escala
pocisionarse físicamente en un lugar del mapa/territorio implica poner en juego una tercera dimensión: la altura, ya sea la nuestra o la de un objeto material cualquiera, esto todo esto dentro del espacio del paisaje..
finalmente, cuando uno se mueve e inicia el viaje, se pone en juego otra dimensión (para algunos la cuarta dimensión), que es el movimiento dentro del tiempo y el espacio, y eso justamente es lo que implica viajar.
Entonces, donde está la literatura atada a los mapas?…está en esa cualidad única que nos permite viajar y tener poseción de la cuarta dimensión solo leyendo un texto/ libro.
Víctor
Víctor, qué lindas palabras. Yo pensaba, también, en la relación entre arquitectura, relatos y representaciones, y me acordaba de una nota que leí hace unas semanas a un arquitecto (de nombre momentáneamente olvidado) que se especializa en el diseño de monumentos. Él toma un espacio y lo llena de estructuras, pero estas no sólo son eso, sino que son en sí mismas el relato de un poco de la historia, de una de las historias que se esconden detrás de la Historia. Con cada monumento nos invita a caminar por un espacio que es a la vez espacio y mapa, mapa de una narración. Entonces, al tiempo que recorremos, leemos, recordamos, revivimos.
De alguna manera es lo mismo que nos sucede con las casas de nuestras infancias. Recuerdo aquel texto hermoso que comenzaste hace un tiempo, y que va ya camino a libro, en donde reflexionás en torno al espacio de las viviendas y al relato social (familiar y emocional también) que construyen cuando, por ejemplo, la vida transcurre en torno a la cocina, o en torno a la televisión, o en una sala de juegos, o en el jardín… La disposición espacial de una casa puede ser una suerte de red de hilos, como los de Ersilia, que, aún cuando las habitaciones están vacías, nos muestran de qué manera tejemos nuestras relaciones.
Empiezo a pensar que excedí el formato «respuesta a comentario de blog». Mejor lo seguimos conversando con mates de por medio alguna de estas tardes otoñales.
Un beso,
Submarino literario 
Hola
Muy interesante lo de ayer…como siempre sucede cuando uno se sorprende al ver lo visible que se ocultaba dentro de lo invisible.
me quedé pensando el los mapas, en lo que dijo Graciela acerca de como uno puede imaginar el espacio, de como los arquitectos (no siempre) ven el espacio dentro de otro espacio…
y yo pienso que…
Un mapa es una carta de dos dimensiones, ancho y largo + escala
pocisionarse físicamente en un lugar del mapa/territorio implica poner en juego una tercera dimensión: la altura, ya sea la nuestra o la de un objeto material cualquiera, esto todo esto dentro del espacio del paisaje..
finalmente, cuando uno se mueve e inicia el viaje, se pone en juego otra dimensión (para algunos la cuarta dimensión), que es el movimiento dentro del tiempo y el espacio, y eso justamente es lo que implica viajar.
Entonces, donde está la literatura atada a los mapas?…está en esa cualidad única que nos permite viajar y tener poseción de la cuarta dimensión solo leyendo un texto/ libro.
Víctor
Víctor, qué lindas palabras. Yo pensaba, también, en la relación entre arquitectura, relatos y representaciones, y me acordaba de una nota que leí hace unas semanas a un arquitecto (de nombre momentáneamente olvidado) que se especializa en el diseño de monumentos. Él toma un espacio y lo llena de estructuras, pero estas no sólo son eso, sino que son en sí mismas el relato de un poco de la historia, de una de las historias que se esconden detrás de la Historia. Con cada monumento nos invita a caminar por un espacio que es a la vez espacio y mapa, mapa de una narración. Entonces, al tiempo que recorremos, leemos, recordamos, revivimos.
De alguna manera es lo mismo que nos sucede con las casas de nuestras infancias. Recuerdo aquel texto hermoso que comenzaste hace un tiempo, y que va ya camino a libro, en donde reflexionás en torno al espacio de las viviendas y al relato social (familiar y emocional también) que construyen cuando, por ejemplo, la vida transcurre en torno a la cocina, o en torno a la televisión, o en una sala de juegos, o en el jardín… La disposición espacial de una casa puede ser una suerte de red de hilos, como los de Ersilia, que, aún cuando las habitaciones están vacías, nos muestran de qué manera tejemos nuestras relaciones.
Empiezo a pensar que excedí el formato «respuesta a comentario de blog». Mejor lo seguimos conversando con mates de por medio alguna de estas tardes otoñales.
Un beso,